lunes, 3 de noviembre de 2008

Trabajar con compañeros problemáticos

Cuando en nuestro trabajo debemos interactuar con un gran número de personas, es normal que nos encontremos con gente problemática. En esta nota, algunos consejos para hacerles frente de la mejor manera posible.
Muchos trabajos en grandes corporaciones, tienen todo lo que desearíamos para nuestra vida: horarios flexibles, un buen sueldo, lindas oficinas, la posibilidad de desarrollarnos en lo que nos gusta y status, pero, sin embargo, no nos terminan de conformar ¿La razón? No podemos soportar a algunos de nuestros compañeros de trabajo, a los que debemos ver -y relacionarnos- de forma diaria.
Lo cierto es que las malas compañías, no son tan sencillas de cambiar como los “malos bolígrafos”, las “malas computadoras” o los “malos escritorios”. No, con las personas, nuestra voluntad está limitada por la voluntad del otro, y se debe por lo tanto ser mucho más paciente y cauteloso para lograr nuestros objetivos de cambio. La gente difícil se encuentra generalmente por todas partes, y dondequiera que uno concurra, pero sobre todo en las grandes empresas, donde hay mayor cantidad de personas por metro cuadrado.
La única manera de superar los problemas que esta gente nos acarrea, sin por eso dejar el trabajo, claro, es desarrollar algunas habilidades que beneficien a ambas partes, ya que de nada servirá el enfrentamiento directo, donde ambos perderán tiempo y concentración en el trabajo, lo que afectará su productividad. En primer lugar, intente identificar quién es el líder de los disturbios en la mayoría de las interrupciones del día.
Generalmente, es fácil darse cuenta que muchos de los que molestan, sólo buscan pasar mejor el día, haciendo chistes inofensivos y sin maldad, mientras que el verdadero problema son uno o dos tipos que incitan a las discusiones, o los problemas serios. Habitualmente, la mayoría de las personas responden al primero de los patrones, es decir que son inofensivos y bastará con ponerle límites para que dejen de distraerlo. Por eso, lo mejor será considerar a esta persona como un tonto y olvidarse de él, salvo para poner límites a sus molestas actitudes.
En los otros casos, habrá que tomar medidas de otro tipo. Desde un punto de vista práctico, podría ayudarle mostrarles signos sutiles, diciéndoles, por ejemplo, que están haciendo demasiado barullo, y no le dejan oír el "débil" sonido del teléfono que tiene en su escritorio, cuando se encuentran a su alrededor. Este suele ser un buen truco: se culpa a la débil campanilla o auricular de su teléfono, y no a la persona directamente. La persona sólo le está haciendo más dificultoso poder oír los sonidos del teléfono, por lo que debe alejarse de su persona.
Otra táctica para poner límites a los más ruidosos y molestos, es no chismear en las conversaciones mantenidas en grupo. Puede ayudarle más hablar con esta gente en el bar de la empresa o cuando están a solas, para lograr que ellas, una por una, consigan entender su personalidad; de esta manera sabrán qué es lo que le molesta, y tendrán además espacio para plantarle los problemas que usted podría generarles a ellos.
Compartir algunas bromas con ellos durante ese tiempo es la clave. Evite la mayoría de las charla en grupos y se sentirá más seguro para plantear sus verdaderos intereses. Las conversaciones informales suelen servir para ajustar algunas tuercas. Caso contrario, no le quedará otro remedio que hablar con sus superiores.
El otro extremo
Así como tenemos al compañero bullanguero y revoltoso, también podemos tener al otro extremo: el rebuscado y obsesivo. Son aquellos a los que se denomina “víboras” que nos envidian, y se enojan si los superamos en algo, o nos pueden llegara a pedir silencio incluso cuando necesitamos hablar brevemente por teléfono con nuestro hijo, que ha tenido un problema (¡claro, la mayoría de ellos no tiene hijos!). Todos los conocemos ¿verdad? Estos compañeros de trabajo detallistas, meticulosos y quisquillosos, parecieran aparecer en casi cualquier situación y ambiente de trabajo. Y son incluso gente probablemente algo más difícil de tratar que los desagradables, porque muchas veces tienen un “truco” bajo la manga. Son desafiantes y a menudo están intimidando a casi cualquier persona que desee mantener su trabajo.
Específicamente, éstas son las personas que critican constantemente y forman grupillos de empleados, a los que hacen enfrentarse entre sí, o bien muestran una cara honesta y apacible frente al jefe, y otra muy distinta frente a sus pares o subalternos. Este tipo de gente es realmente muy peligrosa en la oficina. Con estas personas, las cosas tienen que ser bien aclaradas desde el comienzo. Tienen que saber que usted no es del tipo de persona a la que se puede dominar o manipular.
Si los problemas persisten, por ejemplo a causa de “zancadillas” intencionales, como hacerle desaparecer algún documento de suma importancia, es importante hablar primero con su propio jefe, y si es necesario, con el jefe de esta persona, en esa orden. Generalmente, su jefe le prestará más atención a una cuestión que no tenga nada que ver con una cuestión personal. Además, asegúrese de que todo el trabajo que debe hacer junto a estos individuos sea anotado por usted en una carpeta personal. Esto puede ayudarle a poner las cosas en su lugar, sobre todo si le demuestra que se está encargando de guardar documentos y expedientes que prueban su propio trabajo. De esta manera, ninguna persona que intente desacreditarlo, podrá probar que usted no ha trabajado o colaborado en algún proyecto, y usted se sentirá más seguro. En lo posible evite el contacto con estos tipos difíciles.
Pero, si no le queda otro remedio que hacerlo, o, peor aún, si uno de ellos es su propio jefe, la mejor manera de tratar esta situación será escuchar las críticas constructivas y continuar guardando los expedientes de su trabajo y realizaciones.

En cualquier caso...

Nunca trate de “escaparse” hacia puestos en otros departamentos, o de las relaciones con su jefe, o incluso del trabajo que tanto disfruta. En los primeros casos, esto será visto por sus compañeros y superiores como un acto de debilidad o, en su defecto, de excesiva ambición personal, lo que le dificultará el trabajo en su puesto actual.
Guarde siempre un perfil bajo en todas sus acciones, y no haga su infelicidad evidente a otras personas. Si puede lograr tratar con un jefe o compañero dificultoso, probablemente podrá superar cualquier otro aspecto negativo que se le presente, y aprenderá una gran lección sobre las relaciones humanas y laborales.

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